domingo, 28 de diciembre de 2008

A bordo del Odyssey II

Apunte preliminar: El Odyssey II es un yate. Esta entrada que van a leer no es la continuación de otra anterior. A lo mejor creéis que ha sido una gilipollez hacer esta aclaración pero os sorprendería lo propensa que es la gente a sacar conclusiones erróneas.

En fin… ¿Por dónde lo había dejado?… ¡Ah, sí!... Halloween. Bien, pues resulta que a la noche siguiente los chicos del ISO (la International Students Organization del IIT) habían fletado un yate-casino, el Oddysey II, para que nos divirtiésemos un poco. Sorprendentemente (al menos para mí), mucha gente se veía más atraída por la idea del casino más que por realizar un crucero nocturno por el lago (será que yo tengo el casino de Torrelodones al lado y ya estoy acostumbrado…) . Además, este casino de a bordo era de pega. Los croupieres eran otros alumnos del IIT. Con la entrada tenías derecho un número de fichas y al final con todas ellas podías participar en una subasta de premios. El IIT no quiere empujar a sus estudiantes a una vida de ludopatía y otros excesos. ¿Quién podría pagar la matrícula entonces?



Esto que veis aquí arriba es el Odyssey II, un yate que amarra siempre en el Navy Pier, un puerto de recreo localizado en la boca del río en Chicago. A las once y media de la noche, nada más subir al barco se sirvió el buffet y se levaron anclas. El yate era bastante lujoso y la comida estaba muy bien (teniendo en cuenta lo que nos costó el pasaje yo pensaba que acabaríamos comiendo ganchitos de queso en un esquife). Al levantarnos de la mesa fuimos a investigar el yate. Me encantan las travesías en barco, tienen algo especial. No sé explicarlo. Subimos a la cubierta a contemplar la impresionante vista de la ciudad que se tiene desde el lago. Chicago de noche es tan impresionante como de día, y además como añadido tiene el encanto de las luces que te hace pensar que estas contemplando en una ciudad onírica y futurista.



Por desgracia no se podía quedar uno en la cubierta mucho tiempo debido al furioso viento glaciar que sopla desde el oeste, así que decidimos bajar de nuevo. Una vez de vuelta al interior del yate, nos unimos a la gente que se entregaba al vicio del juego. Black jack, poker, ruleta… Todos los típicos estaban aquí. Yo al final no jugué a nada, las colas para ocupar un asiento en una mesa de juego le quitaban las ganas a cualquiera. Algunos españoles consiguieron estar jugando un buen rato. Al final de la travesía, todos los españoles juntamos nuestras fichas a ver si podíamos entre todos optar a algo en la subasta, pero no había caso. Tanto los indios como los chinos nos superaban en número.

A eso de las tres el barco volvió al Navy Pier. Y de allí rumbo al IIT en bus. Así acabo nuestra apacible travesía por el lago Michigan a bordo del Odyssey II. Una noche a recordar, sin duda.

Estate pendiente de las próximas entradas de “Civis Chicagolensis Sum”.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Soy lo peor…

Y no… No estoy orgulloso de ello. No he tocado el blog desde hace más de mes y medio, y me he dejado muchas historias a medio contar. Sé que muchos leéis ávidamente esta pequeña colección de legajos digitales. Algunos me habéis reprochado el que no haya escrito nada en todos estos días. Cuando me he encontrado a algún conocido por Madrid la mayoría de las conversaciones transcurren de la siguiente manera “¡Hombre, tú por aquí!”, “Sí he llegado hace poco ¿Qué tal todo?”, “Bien, ¿Y tú qué tal? Como ya no escribes en el blog, no nos enteramos…”.

Para que os hagáis una idea de lo mucho que me queda por contar, ya estoy en Madrid disfrutando de unas buenas vacaciones. Pero no siempre ha sido así. Hasta el 11 de diciembre he tenido excusa para no escribir entradas en el blog. La vida en el IIT es más dura de lo que jamás me imaginé. Las últimas semanas en Chicago estuve entretenido haciendo los cuatro proyectos finales que tenía que entregar, y estudiando los cuatro exámenes finales que tenía que presentar justo después (cuatro exámenes finales en tres días… qué delicia). Ha habido días en los que me he tenido que renunciar a dormir para sacar el trabajo adelante. Una vez pasada la tormenta, me he dedicado a resolver papeleo, a preparar el viaje de vuelta y, desde que he llegado a Madrid, a frotarme la bolsa escrotal como está mandado.

Pero todo bueno tiene un final. Y es que uno no puede estar tirado a la bartola todo el santo día si quiere sacar una ingeniería, un máster y un blog adelante. Así que desde hoy me voy a poner las pilas para chapar de cara a los exámenes que tengo pendientes aquí en Madrid (“Mmm… Redes I… Volvemos a encontrarnos…”). Y por supuesto también voy a actualizar el blog, para que cuando esté de regreso en Chicago pueda brindaros con una crónica detallada y de última hora de mi vida por esas tierras (esto último no me lo creo ni yo, pero bueno, la intención es lo que cuenta).

No dejes de leer “Civis Chicagolensis Sum”.

martes, 18 de noviembre de 2008

Halloween

A ver si pongo al día este blog, que si no se me van a acumular las entradas. ¿Por donde íbamos?... ¡Ah, sí! Ya... Hoy toca una crónica del día 31 de octubre, relatando mi primer Halloween americano.

El día de Halloween, jueves 31 de Octubre, me levanté a eso del mediodía tras una noche "movidita" (more chowder?). Me recuperé de la resaca como buenamente pude y esa misma tarde salimos a la busca y captura de nuestros atuendos. Siguiendo el consejo de ya no me acuerdo quién, nos dirigimos a un barrio del norte, Belmont, donde supuestamente había bastantes tiendas donde poder comprarnos un disfraz. Para consuelo de nuestra gloriosa raza ibérica, los españoles no éramos los únicos que dejaron la compra del atuendo para el último momento. Los locales donde vendiesen alguna prenda fuera de los cánones de la normalidad estaban a rebosar. Bien fuesen sex shops o tiendas de veinte duros (invito al lector a que haga el equivalente a dólares).

Pasada una hora de paseo, ya en la calle Diversey, entramos en una "customes shop". Habiendo descartado las máscaras de Obama, las armaduras medievales de alquiler y los clásicos de siempre (Jason, Cara de Cuero, Scream...), los chicos decidimos de qué íbamos a ir vestidos: ¡Presidiarios! Porque claro está, puestos a disfrazarse, en grupo mucho mejor. Y una banda de presidiarios fugados es algo que triunfa siempre. Lo malo es que nos compramos disfraces de talla única para "caballeros de más de 120Kg". Así que llegados a casa nos veríamos en la tesitura de ver cuanta más gente nos haría falta para vestir el traje completo.

Pero antes había que volver a casa. Y es que las chicas aún no tenían disfraz. Volvimos a una tienda que previamente habíamos desechado en Belmont y empezamos a experimentar el ambiente de Halloween que impregnaba las calles. Multitud de gente de todas las razas y de todas las edades disfrazadas. Pese a ser finales de octubre, el clima era bastante benigno. Buena ocasión para salir con prendas de poco abrigo. Mientras mis amigas se compraban su atuendo, el resto aprovechamos para dar una vuelta por los alrededores. Belmont es algo así como el barrio gay de Chicago y uno de los más apacibles que tiene esta ciudad. Se había organizado un gran desfile de Halloween con concurso de disfraces incluído en la calle principal. Entre las drag queens había una que captó especialmente mi atención: una desfrazada de Sarah Palin. Había asumido que este año iba a ver infinidad de gente vestida de Joker, lo que no me esperaba era ver a un grupo de veinte personas disfrazado de las pastillas que acabaron con la vida de Heath Ledger (deliciosamente macabro). Y por los demás lo clásico: zombies, vampiros, momias y hombres lobo. Aunque algunos tremendamente currados.

Cuando todos tuvimos nuestro disfraz comprado regresamos a casa para vestirnos. Y entonces me ví ante el reto de hallar de qué manera me podría ver bien en un disfraz que lo mismo podría servir para cubrir un camión como para meter a Godzilla entre rejas. Pero ¡Magia potagia! Remangue por aquí, imperdible por allá y listo. El preso más sassy de la cárcel. Me reuní con el resto del grupo y cuando estuvimos todos listos salimos rumbo a la fiesta.



Habíamos sido invitados esa misma noche a una fiesta que daba un conocido nuestro en su casa. Tras pasar una horita entre transporte y comprar "provisiones" en el 7 Eleven de la esquina, llegamos a la casa de marras (que estaba a rebosar). La fiesta estaba en uno de sus momentos más altos. En un principio no quisimos entrar dentro y nos quedamos fuera en la terracita, disfrutando del buen clima y hablando con la gente (algunos más pasados de rosca que otros). Cuando se fué vaciando un poco la casa entramos dentro. El interior había sido genialmente decorado para la ocasión, por tener, tenía hasta máquina de humo. Había mucha gente. Buen ambiente. Buena música. Muchos amigos. Muchas risas. Una noche memorable.








Y esta vez, sin nada de resaca.

Sigue la crónica de mis días en EEUU en "Civis Chicagolensis Sum"

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Yo estuve allí

Cronológicamente, la siguiente entrada a la última que escribí en este blog debería ser la que describiese la fiesta de Halloween a la que fuí, seguida por otra relatando mi experiencia navegando de noche en un yate-casino por el lago Michigan. Pero ayer, 4 de Noviembre de 2008, tuve la suerte de vivir un importante momento histórico en primera persona. No hace falta columpiarse mucho para saber cual fue. Sí. Ayer ví, en vivo y en directo, desde el Grant Park de Chicago cómo Barack Hussein Obama se convertía en el Presidente Electo de los Estados Unidos de América nº44 y el primer Presidente afroamericano de esta nación.

En un país como Estados Unidos ésto supone un cambio enorme tal y como muestra este reportaje fotográfico. Finalmente, la Historia ha hecho justicia y América tiene por fin su primer presidente negro, pero aún queda mucho por hacer en materia de discriminación racial. Sin ir más lejos Chicago actualmente es una ciudad segregada. Si bien no lo es de jure, lo es de facto. La opulenta zona norte, habitada mayoritariamente por blancos, contrasta abismalmente con la sórdida zona sur, lugar de residencia de la mayoria de la comunidad afroamericana de Chicago y area devastada por la violencia, la delincuencia y la pobreza. Tristemente, casos similares se suceden a día de hoy a lo ancho y largo de esta vasta nación que es Estados Unidos.



Barack Obama, aunque keniata de origen y hawaiano de nacimiento, es un chicagolense por adopción. Aquí en Chicago es donde tuvo su primer trabajo de organizador comunitario en la zona sur de la ciudad (como ya he dicho aún castigada por la delincuencia y la pobreza). Illinois es el estado por el que Obama ha sido senador. De Chicago es oriunda su esposa Michelle, y en Chicago han nacido sus dos hijas. La tradición manda que los candidatos presidenciales estén en sus "ciudades de origen" la noche de las elecciones (McCain estuvo en su ciudad, Phoenix) por lo que era de esperar que Barack Obama estuviese anoche en Chicago. Y así fue. Se anunció hace tiempo que su discurso tras la jornada electoral tendría lugar en el conocido Grant Park de Chicago. A escasos 5km de mi residencia. Y yo, por nada en el mundo me hubiera perdido un acontecimiento semejante.

Al suavizarse la temperatura en las calles, diríase que el propio clima de Chicago quisiese sumarse a los ciudadanos al realizar su homenaje particular a Obama en ese decisivo día del 4 de noviembre del 2008. Tras estar paseando por la tarde en el Downtown, unos amigos y yo dirigimos nuestros pasos hacia el lugar de encuentro. Grant Park. Conforme caminábamos bajando por la avenida South Michigan fuimos viendo a multitud de gente con camisetas, banderas, pancartas. En la iconografía popular, a Barack Obama se le compara con Martin Luther King, con Malcolm X y con Nelson Mandela. Había 70.000 personas agolpadas en Grant Park. Cerca de un millón de almas (se dice pronto) en el area colindante. En Chicago, feudo demócrata y obamista la euforia crecía conforme se iban conociendo los resultados de los comicios, en Virginia primero y finalmente en el estado que le ha dado la victoria: Ohio. En ese momento, ese millón y pico de personas, blancas y negras unidas sin complejos, estallaron de júbilo y celebraron extasiadas el triunfo de Obama.



La gente esperaba ansiosa frente a las pantallas enormes habilitadas por el ayuntamiento el momento de escuchar a los candidatos presidenciales por primera vez tras conocerse el resultado. El derrotado John McCain fué el primero en hablar. Los abucheos y silbidos dieron pasos a aplausos cuando el candidato republicano reconoció elegantemente su derrota: "América ha hablado y ha hablado claro". También agradeció el trabajo de sus compañeros de campaña y le tendió la mano a su contrincante durante los últimos meses para afrontar los retos que le esperan.

A continuación, después de hacerse esperar unos minutos habló el candidato demócrata, vencedor de los comicios. Tras recibir la ovación y el aplauso general del gentío agrupado allí, comenzó a dar un magnífico discurso que recomiendo ver leer a todo el mundo. Palabras de cambio y esperanza intercaladas una y otra vez con el lema de su campaña "Yes, we can" ("Sí podemos"). Agradecimientos a su familia y a sus colaboradores en esta larga y dura campaña electoral. Homenaje a su rival, el senador John McCain, y un reconocimiento al enorme esfuerzo realizado y al constante amor a su patria. Remarcó los graves problemas y retos que su país debe afrontar. La crisis financiera generada aquí y propagada al resto del mundo, las reformas sociales y la necesaria mejora de los servicios de educación y sanidad prestados a los ciudadanos, la esperada firma y aplicación del protocolo de Kioto, la apuesta por las energías renovables y la resolución de una guerra que ha supuesto un enorme gasto al país. Obama hizo una sobrecogedora alusión a la historia de una votante afroamericana de 106 años, Ann Nixon Cooper, y a los enormes cambios que ha visto a lo largo de su siglo de vida. Obama invitó a la nación a preguntarse qué cambios quiere ver en su siglo. Obama invitó a la nación a trabajar para hacerlos realidad.



Y yo, aunque tan solo soy un humilde espectador podré afirmar en el futuro que yo fui testigo de todos estos acontecimientos que quedarán escritos para siempre en el libro de la Historia. Yo estuve en la South Michigan Avenue de Chicago el 4 de noviembre de 2008, caminando entre la multitud que estalló en euforia cuando se supo el resultado de los comicios en Ohio. Yo estuve en el Grant Park de Chicago el 4 de noviembre de 2008, oyendo en vivo el discurso de Barack Obama tras la victoria. Yo estuve en el Grant Park de Chicago el 4 de noviembre de 2008 cuando no solo éste país, sino el mundo, cambió.

Yo estuve allí.

miércoles, 29 de octubre de 2008

El disfraz, cosa falaz.

Así se titula uno de los álbumes de "Mortadelo y Filemón" de Ibañez. Como todos sabeis, Mortadelo es un incondicional de los disfraces. Y aquí en Estados Unidos cuando se acercan fechas como las de hoy, previas a Halloween, los americanos también guardan celosamente en el armario el disfraz que van a usar en la Noche de los Muertos. Sí, pasado mañana es Halloween. Y yo, haciendo gala de una conocida traza endémica de la raza ibérica, he dejado la compra del disfraz que he de usar en tan magna ocasión para el último momento. Aún sigo mirando de qué podemos vestirnos mañana. Porque sí, pretendemos disfrazarnos en grupo. Lo cual si bien es cierto que mola mucho, también es mucho más difícil. Muchas opiniones a tener en cuenta... y muchas condiciones.

Como ya debeis saber los que me conoceis, odio la falta de originalidad (que en Halloween se traduciría en ir vestidos de vampiros y diablesas). Por eso llevo varios días a la caza del disfraz perfecto en BuyCustomes.com , una página online donde puedes ver una cantidad obscena de disfraces (no menos obscenos). Y es que los disfraces para chica no tienen desperdicio. No hay mal que por bien no venga, a falta de no haber estudiado nada esta mañana he podido aprender una palabra nueva que añadir a mi vocabulario anglosajón: "sassy". Viene a significar algo parecido a "procaz, llamativo". Dicho mal y pronto: que vas vestida de guarra.



Estos son de los más recatados que he encontrado. De izquierda a derecha: bucólica y fresca pastorcilla, alumna de Hogwarts en revisión y Sor Pecado.

Y antes de que me tachen de machista, voy a daros una alegría a vosotras, chicas. La paridad de género no solo está llegando al gabinete de ministros, sino a este blog. Y es que los chicos también podemos ir todo lo "sassy" que queramos. Por supuesto, para lucirlo bien hay que ser uno de esos mazados que se ponen hasta las trancas de esteroides para conseguir una scholarship en una universidad.



De izquierda a derecha: fantasía femenina nº1, teniente Mazas y el escocés (no lleva nada debajo, ¿lo sabíais?). He omitido el obvio, el de espartano de 300. Me pregunto como harán todos y todas los que se visten "sassy" para no pasar frío por la calle (aquí el termómetro ya no sube de los 10ºC). En fín, espero descubrirlo (y saber "cubrirlo") antes de mañana.

Ante todo no hemos de olvidar que Halloween es una fiesta "family friendly" lo cual quiere decir que hay una enorme cantidad de niños que van disfrazados, tocando de puerta en puerta pidiendo golosinas que les lleven por el peligroso camino de la obesidad infantil y las ortodoncias superheterodinas. No dudo que todos se emperrarán en ir vestidos de Batman (ellos) o Campanilla (ellas). A ver quien es el listo que amontona la paciencia necesaria para sacarles una idea tan "kitsch" de encima. Una batalla perdida. Pero afortunadamente, con los bebés no tienes ese problema y los puedes vestir como te de la real gana. Las risas están aseguradas (el odio de tu hijo cuando crezca, también).



De izquierda a derecha: ambientador de coche, cojín de pedos y perrito caliente. No hace falta inventarse nombres graciosos. Son sencilla y llanamente hilarantes.

La fiebre por el disfraz llega a todos los ámbitos, de ella no se libran ni las mascotas. En este caso la originalidad ralla la extravagancia. Ignoro la opinión de la Asociación Protectora de Animales al respecto.



De izquierda a derecha: Dorothy de "El Mago de Oz", Yoda (simplemente genial) y Sor Canina.

¿De qué se acabará disfrazando Ro? Si quieres descubrirlo vas a tener que seguir leyendo las próximas entradas de "Civis Chicagolensis Sum".

lunes, 27 de octubre de 2008

Mi universIITy (primera parte)

Hoy voy a enseñaros un poco el entorno por el que más me estoy moviendo aquí en Chicago. Así que allá vamos:


Caras de decepción. Lo sé, lo sé... Sé que esperais ansiosos las fotos de los enormes rascacielos que caracterizan Chicago. ¿Qué os creeis? ¿Que a mí no me molaría estar todo el día paseando y sacando fotos al Downtown? Estais muy equivocados. Espero con ansia cada momento de libertad para hacer una fugaz escapada al centro de esta maravillosa ciudad. Pero como dice un buen amigo que tengo allí en Madrid: "Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible"... Condenadas evaluaciones continuas....

Por otro lado lo que os voy a enseñar tampoco es moco de pavo, pues el Campus en el que estoy viviendo es la mayor concentración de edificios de Mies van der Rohe del mundo. También está considerado una de las obras arquitectónicas más importantes de Norteamérica. Para quienes no sepais quien es Mies van der Rohe que sepais que es probablemente uno de los arquitectos más significativos e importantes de todo el siglo XX. El edificio donde doy todas mis clases, el Stuart Building, también es obra suya:



No soy un experto en edificios (tras la selectividad, teleco fué mi primera opción, arquitectura la segunda) pero tengo entendido que los edificios de Mies van der Rohe como el Stuart Building se caracterizan por tener fachadas acristaladas, de líneas claras y sobrias, construidas según la técnica del «muro cortina» desarrollada por el propio Mies, que consiste en una fachada sin función de sustentación, la cual recae en pilares situados detrás de ésta (la Wikipedia es fantástica para los que nos mola ir de listos por la vida).

Veámoslo por dentro.



Esto es una especie de lobby que hay a la entrada del aula/auditorio donde doy todas mis clases menos una ("Power" la doy en el piso de arriba). Como veis la gente llega, enchufa sus portátiles, sus cascos, y se pone a estudiar o a hacer trabajos. Gracias a las antedichas fachadas acristaladas de Mies van der Rohe entra mucha luz natural. Pero los estudiantes del IIT creadores de este grupo de facebook tienen miedo a que las geniales ideas del famoso arquitecto deriven en una peligrosa vulnerabilidad de la raza humana frente a los... ¡¡¡VELOCIRRAPTORES!!!

Pensad en ello. Un edificio con paredes de cristal, puertas automáticas o fácilmente manipulables por potentes zarpas reptiles... Aquí mires donde mires vas a ver un potencial punto de entrada de un velocirraptor. ¿Y donde esconderse? ¡En ningún sitio! Gracias a la estúpida idea de Mies de edificios de planta abierta. El lema de Mies van der Rohe reza: "Menos es más"... ¡Más comida para los velocirraptores!



¿En cuantos minutos puede un velocirraptor zamparse a Ro? Descúbrelo en las próximas entradas de "Civis Chicagolensis Sum".

jueves, 16 de octubre de 2008

Masters del Universo.

Hoy ha finalizado el primer día de lo que aquí llaman el Fall Break. Es una especie de puente que dura hasta el domingo en el que la gente aprovecha para marcarse algún viajecito molón. New York, Las Vegas, Philadelphia... Pero yo soy la excepción que confirma la regla pues gracias a mis bondadosos profesores, pasaré los cuatro días aquí en Chicago estudiando. Y como ahora mismo me estoy acordando mucho de ellos, voy a hablar de las asignaturas que imparten y del master que estoy haciendo. Así os haceis una idea acerca de que ando haciendo por aquí (académicamente hablando). Y ya de paso me hago una idea yo.

En virtud del acuerdo que tiene la escuela con el IIT, tengo que completar un total de siete asignaturas y hacer el proyecto final a lo largo de este año para que me concedan el título de "Master of Science in Electrical Engineering". En teleco todo eso me lo convalidarán tarde o temprano (depende de la diligencia del funcionariado español) con quinto y proyecto. Con lo cual cuando me vuelva a España estaré a un paso de acabar la carrera. Tan solo tendré que rematar unos flecos que me he dejado sueltos en Madrid.

En cuanto a las especialidades aquí hay tres "areas of concentration". Tengo que cursar al menos una de cada especialidad:


i- Communications and Signal Processing:
la especialidad de Comunicaciones de toda la vida. Hasta ahí todo suena bien, si no fuera que de los pocos profesores que impartían estas asignaturas, una se cogió una baja por maternidad y otro murió en un accidente de coche este verano. Por lo que han tenido que meter nuevo personal académico. Aún así no ha habido muchas asignaturas donde elegir en este area.

ii- Computers and Microelectronics:
Telemática y Electrónica. Nada más remarcable en esta area.

iii- Power and Control:
más cercano a la electrotecnia que dan en Industriales que a nada que haya visto en Teleco (alguna optativa habrá). Dado que en Communications no había mucha oferta de asignaturas me he cogido dos de este area. Al principio andaba giñado porque no sabía si iba a tener suficiente background para cursar estas asignaturas, felizmente el tiempo me ha demostrado que no me encuentro en desventaja respecto a los Industriales.

De las siete asignaturas que tengo que aprobar, ahora mismo estoy cursando cuatro. Cada una consiste en dos horas y media de clase a la semana. Diez horas semanales en total. Sale a razón de dos horas de clase diarías de media. Sé lo que estais pensando porque fue lo que yo pensé en un principio: "¡Olé por la jugada de Ro, que se los va a tocar a dos manos durante todo el año!". Cuan equivocado estaba, porque aquí se lleva la "evaluación continua". Los cursos aquí consisten en estar hasta altas horas de la madrugada haciendo assignements, hacer dos o tres exámenes equiespaciados temporalmente y presentar un proyecto bastante importante al final. Con lo que se esta dando el callo constantemente. Apenas hay cabida para la "procrastination". Lo bueno es que a diferencia de lo que ocurre en España aquí el trabajo SÍ que está valorado. La prueba es que aquí suspende poquísima gente. Solo se cargan a quien se los toca "de verdad". En el fondo me quejo un poco de vicio, porque la verdad es que si bien es cierto que curro muchísimo, no es menos cierto que muy mal se me tienen que dar las cosas para que me cateen.

Hagamos un pequeño repaso a mis asignaturas.

Discrete Time Systems: erroneamente llamada en otras entradas "Discrete Time Analysis", esta es la asignatura que me alegra las tardes de los lunes y miércoles. Para abreviar la llamamos sencillamente "Discrete". Como su nombre indica se mete en berenjenales de procesado, control, compensación y demás chuminadas en tiempo discreto. Cajitas, realimentaciones, polos y ceros... Hay un assignement cada diez días con bastantes programillas que escribir en MATLAB. ¡Cuantas madrugadas me habré pasado resolviendo estos simpáticos ejercicios! Espero que por lo menos me sirva de algo de cara a "Tratamiento Digital de Señales" en Madrid.

Power Electronics Dynamics and Control:
A las diez de la mañana martes y jueves, amenizando mis desayunos. De cariño se la llama "Power". Se dan cosas de electrotecnia como conversores y transformadores. Aunque es más propia de Industriales la base requerida es análisis de circuitos y transformadas de Laplace. De vez en cuando cae un homework, pero no son nada que no pueda hacerse. Hay un proyecto final de simulación (en MATLAB, por supuesto). Lo interesante es que la asignatura directamente posterior a esta, "Energy Harvesting", se centra en energías alternativas. Algo muy de moda en los tiempos que corren.

Wireless Network Security:
los telecos que me conozcan sabrán que la telemática y yo (en concreto las redes de información y yo) no somos muy amigos. Pero he de reconocer que esta asignatura está bastante interesante (para ser de telemática). Para abreviar la llamamos "Wireless". La primera parte se centra en procedimientos de autenticación segura, codificaciones con clave pública y privada, funciones hash, etc. La segunda parte en la aplicación de todo esto a sistemas wireless (como GSM). Lo malo es que el profesor manda un huevo de "reading assignements" (libros enteros, el pavo no se corta) que supuestamente son imprescindibles para aprobar la asignatura. Creo que el proyecto final consiste en hackear una red, suena interesante. Nada de MATLAB a la vista. A la misma hora que "Discrete" pero martes y jueves.

Statistical Patterns Recognition:
también la llamamos "Patterns" o "Brankov" en honor al profe que nos la da. Se focaliza en patrones de reconocimiento, problemas de clasificación y regresión, redes neuronales y aplicaciones médicas entre otras cosas. Lo bueno es que cuando creía que ya no daría nada de bioingeniería ni telemedicina en el resto de mi carrera académica cayó esta joya del cielo. Lo malo es que cuando creía que ya no iba a tener más homeworks que hacer cayó esta "joya" del cielo. Y es que aquí tampoco faltan los assignements interminables con programas que escribir en... adivinadlo, es fácil... ¡sí, acertasteis! ¡MATLAB again! Otra pega de esta asignatura es el horario: una única clase los jueves de seis y media a nueve y cuarto. Rasca Mamá.

De todo esto podemos sacar tres conclusiones:

1- Ro no tiene clase los viernes. ¡Fines de semana de tres días!
2- Ro sueña con comandos de MATLAB por las noches (verídico).
3- Ro no se está tocando el bolo.

Sigue al tanto de mis penurias en "Civis Chicagolensis Sum".

domingo, 12 de octubre de 2008

Suspirando...

Hoy es domingo. Hoy en Chicago hace un calor espantoso. Hoy tengo un montón de trabajo por hacer. Hoy hace ya dos meses que dejé mi casa.

Y hoy es el Día de la Hispanidad.

Esta tarde, después de comer, me he subido a casa de Alberto y María, y me he quedado allí para adelantar trabajo en nuestro assignement de Discrete Time Analysis. Y como siempre que me quedo una tarde haciendo assignements, invertí mi tiempo encadenando un video de youtube tras otro. A las típicas pilladas adúlteras de "Anda ya" le siguieron la vida y obra de Risto Mejode, y los mejores momentos de los castings de Factor X. lo curioso fue que después nos pusimos a escuchar coplas y tonadillas, a cada cual más cañí y autóctona. Estrellita Castro, Antonio Molina, Marifé de Triana, Lola Flores, Joselito, la Jurado, Serrat... Primero en plan de coña. Luego en serio.

Nunca me he considerado muy patriota. Como a Mariano Rajoy, a mí ver el desfile de las Fuerzas Armadas también me parece un coñazo. Y sin embargo, trasladarme a Chicago me ha hecho darme cuenta de que en realidad tengo a España muy arraigada en mi corazón (toma ya, que cuco me ha quedado). Es cierto que alejarse "un poco" te da una perspectiva mejor de las cosas. Me he percatado de que España era algo más que una silueta en el mapa, algo más que una palabra en el pasaporte, algo más que la bandera rojigualda. España es el cocido de los domingos, el abrazo de mis padres, el café con mis amigos.

No me malinterpreteis. La vida aquí en Chicago es muy agradable (aún con los assignements de Discrete Time Analysis dando por saco) pero echo mucho de menos España. Sí, no puedo negarlo. La echo de menos hasta el punto que canciones como las de esta tarde que antes me causaban risa, hoy se ensartan en mi alma como una saeta encarnada.

Por eso, esta canción os la dedico a España, al cocido, al café, a mis padres y a mis amigos:

Ay de mí,
pena mortal
Porque me alejo España de tí
Porque me arrancan de mi rosal...



...en mi corazón
España te miro
y el eco llevará de mi canción
a España en un suspiro.

miércoles, 1 de octubre de 2008

North Beach

¿Quién dijo que en Chicago no iba a ver el sol nunca? Y es que por muy crudo que sea el invierno aquí, tienen un verano como Dios manda. Con su cielo despejado y su sol abrasador. La principal diferencia con España es que aquí el calor es muy húmedo, del que se te pega a la ropa, pero eso casi nunca supone un problema. Lo bueno es que aún a finales de septiembre hemos podido disfrutar de algún día completamente estival. Si además los astros se alinean y dicho día cae en fin de semana, pues… ¡Miel sobre hojuelas!

Y ocurrió que este sábado pasado los astros se alinearon. Así que un grupo reducido decidimos hacer una incursión a la playa, celebrando que terminábamos una semana repleta de midterm exams y homework assignements. Nos levantamos a una hora medio decente y salimos a mediodía desde el IIT tras una noche de danzas modernas y bebidas espirituosas. El resto de la gente se quedó en cama reposando. Nosotros no estábamos del todo frescos, pero hubiera sido pecado desperdiciar el maravilloso día que nos estaba siendo brindado. Y como todos sabéis el mejor lugar para disfrutar de un día soleado es… por supuesto… ¡La playita!

Así pues, cogimos el metro hasta la parada de Clark/Division. Tras atravesar un mercado de verduras, seguimos la North Lake Shore Drive rumbo a la playa. Conforme vas caminando hay un momento en el que te giras y das la vuelta y te encuentras con una vista impresionante:



Creo que este es el mejor sitio para ver el skyline de Chicago desde el norte. Se puede ver claramente como la Hancock Tower domina el paisaje y hace que el resto de rascacielos se encoja de envidia. Pero será por poco tiempo, pues la Espiral de Calatrava (aquí lo llaman “The Spire”, el “Calatrava” lo omiten) está en construcción por ahí cerca y se espera que supere en altura a la mismísima Sears Tower. Como apunte curioso, en la foto, justo delante de la Hancock, casi inapreciable, está el conocido Hotel Drake de Chicago.

Pero nuestro objetivo no era quedarnos como pasmarotes mirando el paisaje. Anduvimos por un paseo durante unos minutos y llegamos a nuestro destino.



A diferencia del otro día que fuimos (1 de Septiembre, Labor’s day), esta vez en la playa había menos gente y estaba más despejada. Cerca hay un edificio con baños y vestuarios, en la parte de abajo tiene un barecillo y en la de arriba un restaurante de comida rápida (creo). En la arena hay pistas de volley-playa. De vez en cuando pasa gente vendiendo helados y refrescos (a veces hasta cerveza). No tuvimos dificultad en encontrar un sitio donde poder extender las toallas, tumbarnos a tomar el sol y a descansar un rato (os recuerdo que la noche anterior fue movidita). El sol calentaba pero la brisa refrescaba el ambiente. Se estaba genial.

Tras una horita de reposo decidí darme un chapuzón. Contrariamente a lo que la gente cree, el agua del lago en verano no es tan fría (de hecho la vez pasada estaba demasiado caliente para mi gusto). Todo aquí te hace creer que estás en una playa de Benidorm: no se ve el otro extremo del lago y hasta hay pequeñas olas. Pero cuando te metes en el Lago Michigan te invade una sensación extraña. Se echa en falta muchísimo la sal del mar. Sin embargo uno se acostumbra enseguida. Una vez salí del agua me volví a tender al sol en mi toalla. Hay que tener cuidado porque aquí el sol quema tanto o más que el de España, como ya comprobé la última vez que vine.

A eso de las cinco pusimos rumbo caminando al Downtown, donde cogeríamos de nuevo el metro hacia el IIT. Y así fue como acabó lo que me temo que será mi última incursión playera del año. No… No soy pesimista. Soy realista. Ahora miro desde mi ventana y el cielo está cubierto de nubes. Las hojas amarillean en los árboles aferrándose vana y débilmente a las ramas, tratando de evitar lo inevitable. No puede haber mejor preludio para el otoño. Pero lejos de dejarme invadir por la nostalgia pienso recibir el otoño con excitación, pues dicen que es la época del año más bonita para ver Chicago. No dudo que será cierto.

Sígueme en mis andanzas americanas en “Civis Chicagolensis Sum”

martes, 23 de septiembre de 2008

Welcome to Florida/Bienvenidos a Florida.

Con este post inauguro una nueva sección a la que titularé “Más allá de Chicago”. En ella os dejaré una crónica de los viajes que me estoy haciendo por estos mundos de Dios. Y os preguntareis, ¿Acaso ya se ha aburrido Ro de Chicago? ¿No sabe que estamos ansiosos de conocer todos los pormenores de su vida en esa increíble ciudad? ¿Por qué va a hablar tan pronto en este blog de otro sitio que no es Chicago? Cierto profesor de mi universidad habría respondido con un brusco “Porque quiero y puedo”. Pero como yo no soy él, (felizmente), os responderé amablemente diciéndoos que la razón de este temprano relato ajeno a Chicago es debido a que este fin de semana pasado ya hice mi primer viaje por este país.

No tuve oportunidad para escribiros acerca de ello durante la semana pasada. Estuve (y sigo) inmerso en un mar de assignements, projects y midterm exams que me han comido gran parte del tiempo. Además sabía que iba a invertir todos los días del fin de semana para hacer ese viaje que tenía pendiente desde hacía mucho tiempo. La ocasión lo requería. Así que este viernes a las 6:30 a.m (olé mis…) estaba despegando rumbo a Fort Lauderdale, Florida.

¿Fort Lauderdale? ¿Qué es eso? ¿Dónde está? Ya sé que no es una ciudad tan conocida como Miami u Orlando. Pero la razón de mi viaje no era hacer turismo. Este fin de semana he encadenado varios eventos familiares a los que no quería faltar. El primero y no por ello menos importante era el cumpleaños de Paty, mi hermana, el segundo era el tercer cumpleaños del hijo mayor de mi prima Karyna, y el domingo finalmente bautizaban a su bebé de 10 meses.

Sin embargo no puedo decir que no haya visto Florida, pues cada rincón del vecindario de mi prima parece sacado de un decorado de CSI Miami. Especialmente sorprendente es la exhuberante vegetación que domina el lugar:



El mismo día que llegué, el viernes, era el cumpleaños de mi hermana. Esa tarde lo pasamos realizando los preparativos de los días posteriores, pero aún así Karyna tuvo el detalle de tener una pequeña tarta para cantarle el cumpleaños a Paty. Al día siguiente fue todo frenético. Cocina esto, limpia lo otro, trae aquello… Mis primas Anabel y Karyna, Jesús (el marido de la última), mi hermana y yo anduvimos toda la mañana de arriba a abajo limando todos los detalles. Cuando los americanos montan una fiesta (y mis primas se han adaptado perfectamente a esta costumbre) arman la de San Quintín. Para esta ocasión vinieron como veintipico invitados entre padres y niños. También se montó un castillo hinchable en el jardín de mi prima y una rampa, hinchable también, al borde de la piscina. La rampa fue todo un éxito. De ella disfrutaron más los adultos que los pequeños. Como por ejemplo un rollizo servidor:



Después de la fiesta tan divertida que tuvimos el sábado, el domingo, dia del Señor, fue el bautizo del bebé. Tras una ceremonia corta y sencilla donde no faltaron anécdotas graciosas celebramos el convite nuevamente en la casa de mi prima. Nuevamente los comandos cocina y limpieza estuvieron compuestos por la misma gente. Y nuevamente como ocurriese el día anterior, la fiesta fue un éxito. Una vez acabada, Anabel, Karyna, Paty y yo fuimos a dar un paseíto por la playa de Fort Lauderdale. Me hubiera gustado verla de día, pero de noche tampoco desmerece. Caminamos por los canales que atraviesan la ciudad. Pasamos por delante de esas típicas mansiones miameras con un yate de infarto en el embarcadero. Entramos en algún antro nocturno de la costa. Hacía años que no compartía momentos así con mis primas. Y es que los hijos le cambian la vida a uno… Aahhhh… Me lo he pasado tan bien…

Pero como todo lo bonito tiene un final, esta mañana temprano cogí el vuelo de vuelta a Chicago. Ha sido curioso la sensación de “Home sweet home” que me ha embargado en cuanto he llegado al Gunsaulus Hall. Hace un mes no tenía esa sensación en absoluto. ¿Quién me lo iba a decir?

¿Quieres estar al tanto de mis peripecias? Sigue leyendo “Civis Chicagolensis Sum”

jueves, 18 de septiembre de 2008

Tiroteos en Chicago (Mamá no mires esto)

Cuando anuncié a mis amigos que me iba a ir a vivir a Chicago me felicitaron (por supuesto) y empezaron con las coñitas de “cómprate un arma en el mercado negro en cuanto llegues”, “mejor píllate el chaleco antibalas allí, que si no pesa mucho la maleta”, o “vuelve de una pieza ¿eh?” . Todas estas bromas me hacían bastante gracia. Pero ya se sabe lo que dijo Freud: los chistes no existen. Y este caso tristemente tampoco es una excepción.

Gracias a la proliferación de las armas de fuego, en Chicago la muerte busca empleo. Y si no os lo creeis mirad este pintoresco mapa que me ha pasado mi colega Jaime:


View Larger Map

Las chinchetas azules representan altercados en los que se han producido tiroteos desde el 26 de Mayo hasta el 1 de Septiembre. En rojo se muestran los que además han tenido resultado de muerte. Un total de 125 defunciones, que se dice pronto. Es cierto que el dato puede ser un poco manipulador, pues esta siniestra tasa probablemente se vea incrementada en verano y decrezca notablemente en invierno debibo a las imposiciones del clima. Pero aun así la cifra infunde respeto.

Por supuesto, lo primero que hice tras ver este mapa fue ampliar la zona concreta en la que vivo. El IIT queda al norte de ese mar de chinchetas que se ve en la mitad sur. Al lado de la Dan Ryan Expressway a la altura de la calle 33. Para dejaros más tranquilos os diré que mi Campus está considerado uno de los más seguros de Estados Unidos. Ciertamente, los servicios de seguridad, tanto públicos como privados, están presentes en el Campus en todo momento. Sin embargo, solo tengo que alejarme menos de doscientos metros al norte para que ya haya habido un tiroteo registrado. Y doscientos metros más para encontrar una de las fatales chinchetas rojas.

También es tranquilizador el hecho de que las zonas de marcha por donde salgo (Diversey, Division, Fullerton, North, Addison…) estén limpias de chinchetas de cualquier tipo. Y es que no es difícil adivinar donde están concentradas las viviendas de la “gente pudiente” de Chicago ¿no?

Y hablando de viviendas, me acuerdo de cuando os hablaba de los barrios “inapropiados” mientras buscaba casa y os contaba que casi ningún barrio parecía conveniente para asentarse. He de reconocer que la situación era más seria de de lo que yo pensaba. Lo que voy a decir a lo mejor suena macabro, pero se deberían publicar estudios y mapas como estos más a menudo. Nos vendría muy bien para todos aquellos que nos vamos a vivir a una nueva ciudad como por ejemplo… mmm… sí, Chicago valdrá. Mi búsqueda de piso pudiera haber estado mejor orientada de haber tenido este mapa a mi disposición, como una especie de guía de barrios a evitar. Pero bueno, felizmente estoy asentado en una zona muy segura y este mapa no llega demasiado tarde. Gracias a este mapa sabré por donde NO conducir mis pasos (no tengo mucho margen de movimiento, la verdad).

No te pierdas mis próximas aventuras en “Civis Chicagolensis Sum”.

martes, 9 de septiembre de 2008

“González Jarl” (segunda parte)

En este post voy a mostraros un poco el apartamento en el que estoy habitando actualmente aquí en Chicago. Cierto, esta entrada llega con un poco de retraso pues hace ya más de tres semanas que vivo aquí, pero bueno, mejor tarde que nunca ¿no? Sé que algunos os liabais leyendo las entradas anteriores del blog, y no sabíais muy bien si vivía ya en mi estudio o si seguía viviendo con Mike y Char. Pero es que por diversas razones no he podido llevar al día el blog. Y como he querido mantener el orden cronológico del relato, las novedades que os contaba cuando hablaba con vosotros en tiempo real estaban más actualizadas que lo que escribía aquí. De cualquier modo, ya estoy completamente establecido aquí y espero que halleis en este post la respuesta a cualquier duda que albergueis al respecto.

El 17 de Agosto el Gunsaulus Hall, mi residencia, abría sus puertas. Así que ese mismo día por la mañana dejé la casa de Mike y Char en River Forest rumbo a lo que actualmente llamo “hogar”. El Gunsaulus Hall está en el Main Campus del Illinois Institute of Technology (en adelante IIT). ¿Que qué hago aquí? Jeje, pues a los que no se acuerden o acaben de caer en este blog , os recuerdo que aunque mi oficio es viajar, divertirme y escribir este blog, estudio Ingenieria de Teleco como hobbie, y este año me he apuntado a un Máster of Science in Electrical Engineering. Por diversión solamente.

Nada más llegar el Gunsaulus Hall presenta un aspecto tal que así:



Ya me he informado: Gunsaulus Hall en concreto no es obra de Mies van der Rohe (como me hubiera gustado poder restregárselo a todos mis amigos de arquitectura). Pero hay alrededor una gran cantidad de edificios que sí lo son y tengo la suerte de desarrollar entre sus paredes gran parte de mi día a día cotidiano (quien no se consuela es porque no quiere). Trataré de hablar de estos edificios en la siguiente entrada.

Como os iba contando, tras subir por el destartalado ascensor (el ascensor cool está previsto para 2009) llego a la sexta planta y me dirijo a estudio. La verdad es que me llevé una agradable sorpresa pues es el estudio es más grande de lo que creí que iba a ser al principio. Deshice todas mis maletas, coloqué todas mis cosas y ¡Me seguía sobrando espacio! También conocí a Alec, mi compañero de piso (o roomate como dicen por aquí). Os tengo que hablar detenidamente de él en otro post porque es todo un personaje, porque es majo como él solo y porque sí: porque se lo merece. El primer día me llevó a un sitio donde poder comprar un edredón y una almohada. Además, se ha traído una tostadora, una vajilla y un juego de sartenes y cacerolas, con lo que no he tenido que comprarme nada.

¿Qué decís? ¿Qué? ¿las fotos de mi piso?... Jo… Que sí, que ya… ¡Ya va!… ¡Qué impacientes sois! ¡Aquí teneis las dichosas fotos, copón!

Este es mi dormitorio:



Como veis, el estudio viene bien amueblado. Podeis ver claramente mi edredón, mi almohada y mi portatil. La lámpara y la alfombra son cortesía de Alec, que me las ha prestado; y la planta es de Mar, que ahora mismo está ausente y se la estoy cuidando.

Esto es la cocina:



Los fogones son de gas y calientan a una velocidad de vértigo. Lo malo que tienen es que como hay un ligero desnivel en la cocina cuando pongo una sartén al fuego todo el aceite se desplaza hacia un lado. También se echa de menos la campana extractora de humos pero con un ventilador vamos que lo rompemos. Si es que… para apañados, el Alec y yo.

Y finalmente el baño:



Como veis le falta el bidé y la cabina de hidromasaje, pero no está nada mal. La caldera es central (una preocupación menos) y calienta el agua que da gusto.
Y eso ha sido todo. Espero que os haya gustado este paseíto por mi humilde morada. Estaré encantado de enseñárosla en persona (previo aviso). Hasta más ver, gente. Cuidaos mucho y no dejeis de leer Civis Chicagolensis Sum.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Toma de contacto con tacto.

Dicen que la primera impresión es la más importante. No solo la que damos, sino la que percibimos de cualquier cosa que no conocemos. Dicen que una primera impresión sobre algo condicionará la opinión que tengas sobre ese algo para siempre. Por eso he tenido buen cuidado de analizar detenidamente todas las cosas que he experimentado en los primeros días de mi estancia aquí. Todo parece demasiado bonito para ser verdad.

Mike y Char viven en un suburbio al oeste de Chicago llamado River Forest. Es lo que llamaríamos el típico barrio idílico americano sacado de “American Beauty” o de “Mujeres desesperadas”. No hay ni papeles, ni colillas ni regalitos caninos tirados por la calle. Las aceras son amplias y los jardines son de ensueño. En una cuadra entera hay un parque con un estadio de baseball. Hay iglesias, escuelas e institutos dispersos por todo el vecindario. Todo aquí desprende el aroma de tantas peliculas y series costumbristas americanas… Cogiendo el metro se puede llegar en media horita, quizás menos, al Downtown de Chicago, que aquí lo llaman “The Loop”. El metro no está soterrado sino que está elevado, de modo que puedes mirar por la ventana y ver como los rascacielos que perfilan el horizonte se van acercando poco a poco hasta que finalmente los tienes encima tuyo.

Los hijos de Mike y Char tienen entre dos y seis años, pero están muy bien educados. Son obedientes y responsables. Los niños juegan y corretean por la casa (que como todas las del barrio, es enorme) o por el jardín. Por supuesto, no puede faltar la parrilla. En la televisión hay un canal preparado especialmente para el entretenimiento familiar (Ojo: familiar. Diferenciar del infantil). Y es que aquí he podido llevar el estilo de vida de una familia netamente americana.

Viviendo con Mike y Char me he levantado por mi propio pie a las 7:30 de la mañana todos los días (en España haría falta que un regimiento de húsares desfilase cabalgando por mi cuarto). Me he tomado desayunos de esos en los que comes cereales, bollos, salchichas, huevos, zumo y café (en mi casa con un colacao y unas tostadas estoy servido). He pasado por la hora de comer sin tener casi hambre (en España como, luego existo). He cenado religiosamente a las seis de la tarde con carne cocinada en la barbacoa (a esas horas en Madrid estaría empezando a merendar un bollo). Y me he acostado a las diez de la noche. A todos aquellos que crean que es imposible que a las diez de la noche me entre sueño les diré que me iba a la cama derrotado como si hubiese corrido una maratón. Parece que no, pero aquí se hace mucha actividad. Y sin embargo no me quejo para nada. Aquí la existencia es muy apacible.

Sí, señores. He experimentado el “American way of life”. Ese que vemos en las películas. Ese que secretamente hemos querido poseer al menos una vez en nuestra vida. Y con razón. Si la vida aquí es como estos primeros días que he podido vivir gracias a Mike y Char no hace falta que os diga que no está nada mal. Eso de que “Como en España no se vive en ninguna parte” es una frase hecha. Una letanía que me han repetido hasta la saciedad. Y ¡Ojo! Que no digo que no sea cierta. Solo digo que puede ser cierto que como en España no se pueda vivir en ninguna parte… pero igual de cierto es que lo mismo se puede vivir mejor en otro lado.

martes, 26 de agosto de 2008

Volare, oh ooh...

Leyendo los blogs que están haciendo amigos y conocidos que se largan de Erasmus, veo que casi siempre dedican sólo una o dos lineas para describir el viaje con asépticas y esteriles descripciones como “dos horas en coche después llegamos a Huéneja”, “cogimos el tren de mediodía a Ouagadougu”, o “el vuelo a Pernambuco se nos hizo muy pesado”. ¿Qué quereis que os diga? Me parece que no se debería ningunear una experiencia tan interesante como es el viaje en sí mismo. Quizás es que no viajo tanto como me gustaría y cuando veo un avión de cerca me quedo como los conejos cuando les dan las luces largas. En realidad los vuelos que cogí no tuvieron nada de especial, pero después de un post tan sensiblero como el anterior creo que debo escribir algo con gracia si quiero que la sección de diabéticos de mi grupo de adeptos no se desenganche… A ver qué tal me sale.

Cinco y pico de la mañana del 11 de Agosto. Me levanto tras escasas cuatro horas de sueño. Tras una ducha y sin haber desayunado, introducimos como buenamente pudimos los dos maletones en el coche y nos encaminamos a Barajas prontito, a las 6:15, para no pillar tráfico (la situación ya era lo suficientemente emotiva como para añadirle el plus de los atascos). Una vez allí el grupo se deshace momentaneamente para que mi padre pueda aparcar. Es entonces cuando empieza el periplo de ventanilla en ventanilla a ver donde podía facturar mi equipaje. Es lo que tiene que las compañías se alíen unas con(tra) otras. Encontrada la ventanilla llega el momento de sacar el pasaporte. Y no aparece en la carpetita. Comienzo a tener la crisis de ansiedad que mi padre corta brevemente al recordarme que la noche anterior cambiamos el emplazamiento habitual de mi pasaporte por otro más accesible. Tras colocar mi miocardio en su sitio vamos a desayunar a una cafetería de Barajas, donde para poder sentarnos tenemos que irnos a la sala de fumadores. Total, que salgo de allí apestando a tabaco. Me quedan como diecinueve horas de viaje y ya huelo mal. Estupendo.

Me despido de mi familia y me quedo esperando el vuelo a Frankfurt. Un calor que te asas. Nos avisan que el avión se retrasa media hora. Me da igual porque el avión que me lleva a Chicago sale a las cinco. Embarcamos al avión y me percato de que no solo me han dado la ventanilla que pedí sino que ¡no me han puesto a nadie al lado! ¡Yupi! La niña de un pasillo más allá arruga su feo hocico en cuanto paso. Sigo apestando a tabaco. Despegamos sin incidencias. Es curioso ver como cambia el terreno desde la perspectiva de un pajaro. España es tan seca comparada con el resto de Europa tan verde… Pasado un tiempo veo una ciudad al borde de un lago, supongo que sería Ginebra. Nos acercamos a nuestro destino.

Al llegar a Frankfurt, nos bajamos del avión para subirnos a uno de esos buses que te llevan a la terminal principal. Me pongo la chaquetilla porque aquí no saben como es un verano como Dios manda. En cuatro horas de espera en el aeropuerto de Frankfurt no conseguí encontrar un sitio decente en el que comer. Al final me pillo un bocadillo en el aeropuerto y una bebida. El pan del bocadillo tenia una especia rara que sabía fatal al principio pero que luego se hacía adictiva. Antes de lo que me esperaba nos llaman para embarcar, y es que el procedimiento de montarse en un avión rumbo a EEUU es algo más complicado. Tras hacer cola para enseñar mi pasaporte me puse a otra cola para enseñar el billete.

Luego rompimos filas esperando a coger el nuevo bus que nos llevaría a los pies del avión que habría de llevarme a Chicago. Tras subir al avión cruzo los dedos y ¡Premio! Me ha tocado ventanilla otra vez. Me instalo como buenamente en mi sitio (¿Por qué será que en los vuelos transatlánticos los asientos son más canijos?). En el asiento de al lado van pasando una serie de personajes variopintos. Primero un padre que le cambia el asiento a otro pavo para poder estar al lado de sus hijas, luego éste se cambia para poder sentarse en la ventanilla que hay en el asiento delante mío que parece estar vacío, en cuanto viene el dueño vuelve a mi lado otra vez, hasta que le cambia el sitio al que sería mi compañero definitivo de viaje. Empiezo a creer que soy un apestado y me acuerdo del olor a tabaco que impregnaba mi ropa hace horas. Compruebo que no queda rastro de él y me relajo. Trato de ponerme cómodo pues me quedan nueve horas de vuelo.

En el avión me trago dos pelis del tirón (“21” y “What happens in Las Vegas”), me echo un breve sueñecito y me veo un capítulo de ”How I met you mother”. De la comida del avión mejor no hablaré. Prefiero ahorraros detalles que puedan herir vuestra sensibilidad. Viajar sobre el Océano es muy aburrido. Tras girar en Islandia entramos en territorio Canadiense. Vamos a abordar los EEUU desde el norte. Cruzamos el enorme lago Michigan y pego mi nariz a la ventanilla para contemplar la ciudad que será mi hogar los próximos… buf… ¿Quien sabe?

Aterrizamos y voy a hacer los “customs” en la aduana. Son las siete de la tarde (hora local). Afortunadamente hago menos cola que los nativos americanos pues hemos sido seis extranjeros en total en todo el avión. Saco mi pasaporte mi I-20 y pongo mi mejor sonrisa (para saber por qué leed la entrada titulada “Cambio de imagen”). Delante de mí hay un italiano cincuentón que habla un inglés macarrónico. Tras lidiar con él, el hastiado agente coge mis documentos y les echa un vistazo. Pregunta qué vengo a hacer a EEUU. Tras haberle contestado me permite salir sin mirarme siquiera. Solo he estado cinco minutos en la aduana ¡Eso es suerte!
Tras recoger mis maletas, que salen las primeras (estoy que lo rompo) salgo al exterior del aeropuerto, donde he quedado con Mike. Me viene a buscar en un todoterreno negro, un GMC Yukon, que más bien parece un tanque. Nos saludamos efusivamente y nos dirijimos a su casa. De camino echo un vistazo por la ventanilla y me quedo sorprendido por la enorme cantidad de árboles que hay. No en vano cruzamos un suburbio que se llama River Forest. Ya en su casa saludo a Char, que me presenta al resto de la familia, cuatro niños pequeños a los que no conocía. Tras pasar un rato con ellos pido permiso para retirarme a la cama a la misma hora que los niños pues estoy baldado.

Son las nueve de la noche. En España son las cuatro de la mañana. Han pasado veintidós horas desde que deje mi casa.

Ya estoy en Chicago.

domingo, 24 de agosto de 2008

La Última Cena

El ser humano tiene una notable afición por las despedidas. En cuanto sabemos que nos enfrentamos a la ausencia más o menos larga de algún ser querido, hacemos malabarismos con nuestra agenda para sacar un momento en el que poder decirle adiós. Es lo menos que se merecen esas personas tan especiales. Nuestros amigos. Nuestros familiares. Y yo no iba a ser una excepción.

Siempre me consideré persona de pocos (aunque buenos) amigos. Pero en los últimos dias de mi estancia en España me he sentido muy arropado por mucha gente. Más de la que esperaba, sinceramente. Por eso en este post quiero hacer un pequeño homenaje a todas aquellas personas de las que tuve el placer de despedirme, de un modo u otro.

A Bea, Pablo y Rubén por invitarme a una noche de placeres sibaritas, el mejor de todos fue vuestra compañía. A Marta y Paula, por organizarme unas cenas de despedida para el recuerdo, seguidas de noches de parranda que me gustaría recordar con más detalle. A todos los teatreros que vinisteis a mi cena de despedida en el chino feliz de Moncloa y a juerga de después: Stui, Chechi, Raquel, Camino, Rocky, Jesús, Bea, Gogo, Alvarito, Fer… A Nuria y David, que hicieron apariciones estelares inesperadas. A tanta gente de la que no pude despedirme en persona, pero que se preocuparon de contactar conmigo (cosa difícil pues tuve un percance con el móvil que es mejor olvidar): Migueliño, María, Antón, Jesús Paco, Antonio, Esther… Especial mención merecen Fernando y Fina que me han visto crecer desde que era un pitufo y se han alegrado mucho de ver como levanto el vuelo para dejar el nido.

Y hablando del nido, no podía olvidarme de mis padres y mi hermana, que tanto me han aguantado y que tanto me han ayudado a hacer que este viaje sea posible. Porque han estado allí a las malas y a las peores. Muchísimas gracias por el enorme esfuerzo que estais haciendo. No sólo por el que haceis al ayudarme a irme… sino el que haceis al dejarme marchar. Os lo mereceis todo.

“Vivir sin amigos no es vivir” Marco Tulio Cicerón.

sábado, 23 de agosto de 2008

¡Ya tengo ordenador!

Lo sé. Es una verguenza que os haya tenido completamente desinformados. Seguro que no os habrá quitado el sueño, pero estoy casi convencido de que muchos de vosotros, en estas entrañables fechas previas a exámenes de Septiembre, habreis levantado la vista de esos apuntes de (inserte puro aqui) y os habeis preguntado qué estaría siendo de mí, qué lugares estaría visitando, cuántos kilos estaría engordando, etc… Pobrecines míos. Os he privado cruelmente de excusas para apartaros de los estudios y dedicaros a placeres mas mundanos (como leer mi blog).

Pero no ha sido culpa mía, realmente. Para escribir entradas me hacía falta tener un ordenador con el que poder escribir tranquilo y concentrado. Últimamente el correo solo podía mirarlo desde el Mc Cormick Tribune Campus Center (otro día explicare qué es) o desde la biblioteca. Ambos sitios están abarrotados de gente casi siempre; y llamadme especial, raro y todo lo que querais, pero yo para escribir necesito tener cierta intimidad.

Comprarse un portátil no es algo que pueda hacerse así, de buenas a ligeras. Además en los ultimos seis días, desde que me instalé en mi residencia definitiva he tenido una agenda sembrada de reuniones y gestiones burocráticas. Y aunque he tenido alguna oportunidad (más bien pocas) para comprarme un ordenador, no ha sido hasta el día de hoy, 23 de Agosto del año 2008 de Nuestro Señor, que no he adquirido mi flamante laptop computer.

Ayer, tras realizar algunos trámites (espero que los últimos en una temporada) estuve paseando por el centro con un grupo de madrileños. Después de ver ropa en Bloomindales, Macy’s y TJ Max entramos en un Office Depot que queda en State Street, entre Monroe y Madison. En un principio íbamos a proveernos de material escolar pues habíamos comenzado clases el día anterior y yo solo tenía un miserable taco de folios y un pilot que me presto un chico aquí. Y entonces vi un Sony Vaio™ de oferta (alguna ventaja tenia que tener la vuelta al cole). Estuve a un tris de pillármelo, pero preferí consultarlo con la almohada primero. Esta mañana empujado por enésima vez a leer correo en los ordenadores del Mc Cormick Tribune Campus Center, privado de la confortable privacidad de mi apartamento tomé una decisión. Una hora y diez minutos más tarde estaba en mi piso con mi Sony Vaio™.

Así que en breve reanudare el relato de mis vivencias justo en el punto exacto donde lo dejé. A punto de coger el avión a Chicago. La espera ha terminado. Gracias por vuestra paciencia.

lunes, 18 de agosto de 2008

Blog under construccion, disculpen las molestias

Hace ya mas de una semana que no actualizo el blog. Y no es por falta de temas, Que va! Tengo muchisimas cosas que contaros. Puedo pasarme dias escribiendoos sobre el extenuante viaje de ida, la cronica de esta primera semana, las primeras impresiones, primeras visitas turisticas, el impresionante skyline de Chicago, curiosidades sobre mi campus...

Pero lo que ocurre es que a dia de hoy aun no me he podido comprar un portatil al que poder instalarle ese software del que me hablo mi prima Anabel para poder generar vocales minusculas y mayusculas con tilde, asi como mis queridas egnes.

Los que me conozcan, los que hayan visto escribir alguna vez, bien sea un mail, un articulo o la lista de la compra sabran que por cada acento que se me pasa, cada falta ortografica que cometo, una parte de mi muere un poco. De ahi que no haya podido actualizar este blog como es debido, pero no desespereis, espero poder salir pronto de este embrollo y poder contaros todo lo que estoy viviendo aqui en Chicago.

Me despido por lo pronto. No os perdais las proximas entregas de Civis Chicagolensis Sum, porque prometen ser interesantes...

domingo, 10 de agosto de 2008

Tic tac tic tac...

Ya queda menos. Mañana, 11 de Agosto, comienza la aventura. A las 9:10 sale mi vuelo a Frankfurt, desde donde cogeré el vuelo que me llevará a mi destino final: Chicago. Como la residencia en la que voy a vivir, el Gunsaulus Hall, no la abren sino hasta el domingo que viene, estos primeros seis días voy a alojarme con Mike y Char. Mike es el hermano del marido de mi prima Anabel. Char es la esposa de Mike ¡Todo se queda en familia! Hace como nueve años que no les veo, desde la boda de mi prima en Estella, sin embargo nos recordamos mutuamente con mucho cariño y están encantados de tenerme allí.

Pero de lo que yo quería hablaros hoy es del frenesí del "last moment". Estos dos últimos días me he levantado siendo consciente de que eran mi últimos días hábiles en España, asi que tenía que aprovechar para hacer lás últimas gestiones: Compré una carpetita decente donde llevar mi documentación, pues además del pasaporte y las tarjetas de embarque tengo que llevar el I-20 y el I-904 que son dos documentos tamaño carta IMPORTANTÍSIMOS para entrar. He puesto al día mis cuentas bancarias como buen presunto judío que soy (algún día explicaré esta referencia). He cobrado alguna que otra deuda. Me he comprado unos calzoncillos que me marcan la trinidad entera. Me he provisto de lentillas para los próximos nueve meses. Me he comprado un maletón donde caben tres cuartos de cadaver (hombre precavido vale por dos). He adquirido una mochila molona donde llevar el portatil (cuando me lo compre). He sacado euros para comer en Francfurt y he cambiado dólares para realizar mis primeras compras cuando me invada la fiebre consumista al ver lo ventajoso del cambio euro/dólar.

Ufff... Parece que lo llevo todo... Pero entonces ¡¿Por qué tengo la horrible sensación de que se me olvida algo?! Aargghhh...

¿Qué es lo que se me habrá olvidado? ¡Se abren las apuestas! Descúbrelo (poco después de que lo haya hecho yo) en las próximos posts de "Civis Chicagolensis Sum".

viernes, 8 de agosto de 2008

Licencia para atropellar.

Me he llevado una agradable sorpresa cuando compañeros de la UPM que se han ido al IIT han confirmado el rumor de que efectivamente ¡En Chicago podemos conducir con el carnet español! La única pega es que ésto solo es aplicable al estado de Illinois. Ignoro en qué estados será válido mi carnet y en cuales no. Pero bueno, pese a todo preveo que me voy a sacar la licencia de conducir americana. "¿Por qué?" os preguntareis, Pues por tres sencillas razones:

a) Sacarse el carnet allí es barato. Si tomamos por cierto lo que cuentan los lenguaraces, en Estados Unidos no es necesario apuntarse a autoescuelas que te sacan un riñón para enseñarte a aprobar un examen puesto por una institución chupóptera donde lo que menos parece importar es tu habilidad al volante. Allí no hace falta ir a ninguna clase, tanto la parte teórica como la práctica te la preparas por tu cuenta. El examen práctico lo haces en el coche que te preste tu primo Joe o en uno alquilado. ¿El precio total? Diez dólares.

b) Es más barato alquilar coches con un carnet americano. Ignoro la razón en concreto, pero supongo que tiene que ver con que no tenemos un "historial de crédito", es decir, un registro fiable donde aparezca nuestra nómina (si procede), nuestro expediente de tráfico, etc... Vamos, que las empresas rent-a-car siguen esa filosofía de que es mejor malo conocido que bueno por conocer.

c) Es un documento de identificación de facto. En un principio para identificarse en los Estados Unidos un extranjero debe llevar el pasaporte. Pero en mi pasaporte está pegado mi visado, y si llegase a perderlo (reconozcámoslo, es más fácil perder el pasaporte que cualquier tarjeta) probablemente me dieran tres infartos de miocardio seguidos de un par de embolias de regalo. Salir con el pasaporte en el bolsillo no es una opción. Ya sé lo que estareis pensando, "¡¡Llévate el DNI, melón!!" pero es que en Chicago hay sitios, algunas discotecas por ejemplo, ¡donde no aceptan el DNI como documento de identificación! ¿Os lo podeis creer? Los porteros de estos locales alegan que el DNI español es "fácilmente falsificable". Tócate los cojones, Mariloli. Sin embargo el carnet de conducir o el SSN (del que ya hablaré en otra ocasión) sí que los aceptan. Y si lo pierdo... pues nada, a sacárselo otra vez.

Conclusión: De las primeras cosas que haré en cuanto llegue allí será investigar dónde puedo sacarme el carnet. No dejeis de leer "Civis Chicagolensis Sum" porque la experiencia promete ser graciosa.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Cambio de look

Hace ya una semana que no escribía por aquí. No ha sido por falta de tiempo, no. Tampoco creais que he estado de arriba a abajo volcándome en realizar las últimas gestiones administrativas. ¡Que va! He estado rodando entre mi casa, la piscina, bares, conciertos, cines... No he hecho otra cosa que entregarme al ocio y al descanso. Bien podría haber sacado un rato para escribiros. Pero la verdad es que no tengo nada que contaros que esté directamente relacionado con el viaje. Así que me veo obligado a sacarme un tema de la manga para escribir la entrada de hoy: Mi cambio de imagen.

Hace ya unos días, tras una noche de "malogración" me desperté y me planté en el baño para lavarme los dientes. Al mirarme al espejo me asaltó una pregunta: "¿Me dejarían entrar ASÍ a los Estados Unidos?". Y es que dejando de lado el aspecto standard que tiene la gente al levantarse tras una noche de jarana, durante este verano me he asilvestrado un poco. La desidia se ha hecho manifiesta en forma de barba y pelo creciendo libres y rebeldes. Lo cual sumado al ligero bronceado que he adquirido tras varias sesiones de piscina me hace pensar que si llego de esta guisa a la aduana norteamericana lo más probable es que o bien me retengan más tiempo de lo normal en lo que mi prima llama "el cuartito", o bien me repatrien, o peor aún: que sea el afortunado ganador de una estancia indefinida en un maravilloso resort de Guantánamo.

Como ninguna de las tres opciones me resulta muy apetecible, he decidido que lo más prudente es que llegue a Chicago en un estado aceptable (en el sentido LITERAL de la palabra). De allí que desde ese día haya decidido hacer un progresivo cambio de imagen. Lo primero que hice fué cortarme el pelo, la opinión general es que ha quedado demasiado corto, pero yo casi lo prefiero así. No hay nada como levantarse de la cama y estar peinado. Lo segundo que hice fue afeitarme el bigote, para disgusto de mis amistades femeninas. Yo me lo hubiera dejado, pero es que entre las facciones de mi cara y el bigote parezco un balsero extraviado. Esta tarde remataré la faena afeitándome la barba, solo se salvarán las patillas. Lo de la piel morena es irreversible pero no me preocupa demasiado, porque desde que el siglo pasado Cocó Chanel pusiera de moda el bronceado como símbolo de status, según la indumentaria que lleve pasaré o bien por un obrero de la construccion o bien por un pijo recien llegado de vacaciones en Costa Rica. Pese a todo tengo el triste presentimiento de que ni todo el espectro de colores do polos de Ralph Lauren me librarán de pasar una horita o dos en "el cuartito". Estaré cruzando los dedos para salir pronto y de una pieza de allí... y si no es a Guantánamo, mejor.

No te pierdas el ajetreo de los últimos días de Ro en España en las próximas entradas de "Civis Chicagolensis Sum".

jueves, 31 de julio de 2008

"González Jarl"

Como ya leísteis en la entrada de ayer, mi calvario personal de búsqueda de alojamiento en Chicago tuvo un final inesperado pero no por ello menos feliz. No sabría explicar elocuentemente la sensación de alivio que me invadió cuando me enteré que la oficina de Housing atendió a mis plegarias y me asignó un estudio en el noveno piso del Gunsaulus Hall. ¿Que qué es el Gunsaulus Hall? Pues es esto:

Las dos últimas plantas de este edificio de diez pisos estan reservados para los graduate students (entre los que nos contamos la mayoria de los españoles). De allí para abajo residirán unicamente los undergraduate students. El famosísimo arquitecto Mies van der Rohe, diseñó los edificios principales del Campus del IIT (que por cierto está considerado entre los 200 trabajos de arquitectura más significativos de los Estados Unidos), pero no sé si el Gunsaulus Hall en concreto también es obra suya. Prometo informarme al respecto.

Como podreis ver en el mapa del Campus, el Gunsaulus Hall está a tiro de piedra del edificio de Ingeniería (donde supongo que iré a clase) y del McCormick Tribune Campus Center. El IIT tiene una parada de metro propia que va al Downtown, pero además hay otra no muy lejos que va un poco más allá, a los barrios de Lincoln, Diversey, etcétera, que mencioné en mi anterior entrada.

Para que os hagais una idea, el estudio que me han dado es algo como esto:

Los americanos tienen una palabra para describir esto, "cozy", que viene a significar algo así como "¿Canijo?... Eehhh... Mucha gente lo considera íntimo, y tengo dos clientes detrás de esta joya así que... ¿Se lo piensa quedar?". En realidad no sé qué tamaño tiene porque no hay ninguna acotación en el plano, así que mejor no me hago muchas ilusiones... ¿Qué decís?... Bueeeeeno, teneis razón: no me puedo quejar. El estudio viene amueblado e incluye WiFi y calefacción (importante). Como podeis apreciar es un estudio con una salita de estar, cocina, cuarto de baño, una litera y dos escritorios. Sí, sí. Litera y dos escritorios. Porque este es un estudio que tengo que compartir con otro chico. ¿Con quién? Cuando reúna información suficiente para hacer una entrada decente la haré. Entre tanto ¡No os perdais las próximas entradas de Civis Chicagolensis Sum!

miércoles, 30 de julio de 2008

"Housing" ó "Encontrar piso en Chicago es tan jodido como en Madrid"

Desde que aquí en España nos enteramos de nuestra admisión en el IIT (Illinois Institute of Technology) ya nos advirtieron que el tema de conseguir sitio donde dormir en el Campus estaba muy complicado pues las residencias estaban llenas, al fín y al cabo ¿Por qué reservar espacio a los estudiantes españoles que no tienen NI PAJOLERA IDEA de la clase de sitio al que van a ir a vivir? ¿Por qué disparatada razón iban a querer acogerse a la seguridad y comodidad del Campus?

Total, que en un amago de intentar ponernos las cosas un ápice más fáciles nos dieron algunas opciones de "housing off-campus" (que en inglés significa "búscate las habas tú solo"). Había una serie de apartamentos "cercanos" al IIT, pero a una temperatura de -20ºC conceptos como "cerca" y "lejos" adquieren un cariz y una magnitud distintas; por no hablar que si bien es cierto que el Campus del IIT es el más seguro y con menos delincuencia de USA, lo que hay alrededor es harina de otro costal.

Las otras residencias que nos ofrecieron eran como aparthoteles de alto standing. Piscina cubierta, canchas de paddle, sauna, tienda de delicatessen en el interior, vistas de infarto, metro y buses al lado... ¡Y en el centro neurálgico de Chicago! La pega de estos estudios y apartamentos era el precio. Y digo "era" porque la verdad es que mirándolos otra vez diría que era la mejor opción. Al fín y al cabo no es mucho más caro que lo que... Pero no. Mejor no adelanto acontecimientos y os sigo contando.

Empezamos buscar piso por nuestra cuenta. Fueron muy graciosas las pautas que nos dieron para que no acabásemos en un barrio "inadecuado", por decirlo de algún modo. Básicamente se resumen en "No busqueis al sur del Campus, no busqueis al oeste del Campus, y no busqueis en lo que queda justo al norte ni demasiado al norte del Campus". Teniendo en cuenta que lo que queda al este es el Lago Michigan nuestras opciones eran o bien buscar piso al norte (a una distancia "adecuada") o bien vivir en una casa flotante.

Los barrios que quedan al norte a una distancia "adecuada" son lo que se conocen como Lincoln, Diversey, Belmont, Wrigleyville, Irving Park y algún otro que se me escapa. Supongo que en algún futuro os hablaré de ellos porque son famosos por su vidilla estudiantil y nocturna. Además están muy bien comunicados con el IIT. Aunque encontrar un piso allí parecía poco probable, no era imposible. Y con esta esperanza estuve semanas mirando el craigslist (una especie de foro para vender o alquilar cosillas en Internet). De todos modos, al final tuve que rendirme a una triste evidencia. Hasta que no llegase allí no podría buscar piso como Dios manda.

Mi amigo Pablo me consolaba diciendo que en el peor de los casos al viejo Jim, el indigente, no le importaría compartir un banco del parque conmigo. Sé que lo decía en broma, pero Freud dijo que los chistes no existen, y conforme pasaba el tiempo mi congoja iba en aumento ¿Qué iba a ser de mí? ¿Tendría que dormir en el "Janitor's room"? ¿En un piso patera? ¿O con el viejo Jim, el indigente?

Entonces se hizo la luz. Obtuve información privilegiada y confidencial que me pasó una compañera de Teleco que se viene conmigo a Chicago, Mar (muchísimas gracias, eres más maja que las pesetas). Supe por ella que por lo visto aún quedaba espacio para los graduate students en algún lugar del Campus. Escribí a toda prisa a los de la oficina de Housing y me enviaron una solicitud a rellenar. He de decir que la diligencia con la que contestan los correos hace palidecer de vergüenza a la burocracia española. Sin embargo, el proceso de asignación fué más largo. Así que estuve toda una semana esperando una respuesta ¿Había espacio para mí o no? Y finalmente hace dos días lo supe. Tengo espacio.

¿Le habrán asignado a Ro un apartamento salubre?
¿Dormirá en una caja de cerillas?
¿O en el cuarto de calderas?

Si lo quieres saber no te pierdas la próxima entrega de Civis Chicagolensis Sum.

martes, 29 de julio de 2008

Puesta de largo

Me voy a vivir a Chicago. Y desde que sé que me voy podría pagarme un viaje de vuelta si me dieran dos euros por cada vez que oigo cosas como "Nos escribirás, ¿no?". Pues bien, os voy a dar un gusto: sí que voy a escribiros a todos, sí, pero no uno por uno sino que voy a hacerlo en un blog, que es lo que está de moda. En realidad estoy siendo un poco injusto con mis amigos, la idea de escribir un blog rondaba por mi cabeza desde hacia unos cuantos meses (ahora que tengo tuenti y escribo un blog puedo afirmar sin miedo a equivocarme que soy un fashion victim). Sin embargo, siempre me echó atrás el hecho de que nunca tengo gran cosa sobre la que escribir. Pero eso va a acabarse. Mi inminente viaje a Chicago me brinda la estupenda oportunidad de centrar la temática de mi blog, mi blog primogénito, en todas las vivencias que me esperan allá en aquellas tierras de Ultramar.

Muchos os preguntareis qué significa el título de este blog. Pues es un pequeño homenaje a una antigua locución latina, "Civis Romanus Sum", que viene a querer decir "Soy Ciudadano Romano".

Todo el que me conozca bién sabe que tengo una especial debilidad por la cultura clásica (yo tendría que haber sido de letras). "Civis Romanus Sum". Esta frase la pronunciaban acaudalados mercaderes de cualquier confín Imperio para proclamar su nacionalidad romana. Esta frase la repetían orgullosos los senadores para pavonearse de sus privilegios. Esta frase la gritaban desesperados los reos de traición para tratar vanamente de retener sus derechos.

Civis Chicagolensis Sum. Soy Ciudadano Chicagolense. Para bien o para mal me espera una larga temporada viviendo aquí. Soy realista. Sé que me deleitarán todas las nuevas oportunidades que me brinda este exótico país, pero sospecho también que pasaré malos tragos como en cualquier lugar del mundo. Sin embargo soy optimista, de todas las experiencias, buenas y malas, sacaré algo que contar y si teneis suerte lo mismo hasta es algo interesante.

Procuraré que este blog no se convierta en uno del estilo "hoynoestoyparanadie elmundonomecomprende ¿tardarémuchoenmorirme?", aunque conociendo lo sentimental que soy es más que probable que algún día me permita publicar un post que bien pudiera ser la letra del próximo single de James Blunt. Pido disculpas de antemano y me remito al párrafo anterior. Pero no os preocupeis, con lo muñón y patoso que soy puedo garantizar tranquilo que la mayoría de las entradas de este blog os arrancará una sonrisa.