El ser humano tiene una notable afición por las despedidas. En cuanto sabemos que nos enfrentamos a la ausencia más o menos larga de algún ser querido, hacemos malabarismos con nuestra agenda para sacar un momento en el que poder decirle adiós. Es lo menos que se merecen esas personas tan especiales. Nuestros amigos. Nuestros familiares. Y yo no iba a ser una excepción.
Siempre me consideré persona de pocos (aunque buenos) amigos. Pero en los últimos dias de mi estancia en España me he sentido muy arropado por mucha gente. Más de la que esperaba, sinceramente. Por eso en este post quiero hacer un pequeño homenaje a todas aquellas personas de las que tuve el placer de despedirme, de un modo u otro.
A Bea, Pablo y Rubén por invitarme a una noche de placeres sibaritas, el mejor de todos fue vuestra compañía. A Marta y Paula, por organizarme unas cenas de despedida para el recuerdo, seguidas de noches de parranda que me gustaría recordar con más detalle. A todos los teatreros que vinisteis a mi cena de despedida en el chino feliz de Moncloa y a juerga de después: Stui, Chechi, Raquel, Camino, Rocky, Jesús, Bea, Gogo, Alvarito, Fer… A Nuria y David, que hicieron apariciones estelares inesperadas. A tanta gente de la que no pude despedirme en persona, pero que se preocuparon de contactar conmigo (cosa difícil pues tuve un percance con el móvil que es mejor olvidar): Migueliño, María, Antón, Jesús Paco, Antonio, Esther… Especial mención merecen Fernando y Fina que me han visto crecer desde que era un pitufo y se han alegrado mucho de ver como levanto el vuelo para dejar el nido.
Y hablando del nido, no podía olvidarme de mis padres y mi hermana, que tanto me han aguantado y que tanto me han ayudado a hacer que este viaje sea posible. Porque han estado allí a las malas y a las peores. Muchísimas gracias por el enorme esfuerzo que estais haciendo. No sólo por el que haceis al ayudarme a irme… sino el que haceis al dejarme marchar. Os lo mereceis todo.
“Vivir sin amigos no es vivir” Marco Tulio Cicerón.
domingo, 24 de agosto de 2008
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5 comentarios:
Ro que triste, que bonito. No pongas cosas así que estoy muy sensible y solita en Madrid.
Besotes
Nunca imaginé aquel 15 de junio de 1985 a las 8 y 20 minutos de la mañana, en la Clínica "La Floresta" en Caracas, que traería al mundo a un ser tan especial como al que hoy estáis conociendo...No, no es amor de madre...es que estoy muy orgullosa... y es que...
¡¡Escribe tan bonito!!.
Un beso hijo...sigue así.
Menuda madraza tienes Ro, seguro que la mia ni se lee mi blog cuando me vaya.
Ole ole ole
Jajaja... Tienes razón. Mi madre es un sol de mujer. No me la merezco.
A mi se me pasó llamarte, y me enteré por Warja del mail que enviaste a la cuenta de NECN (y demasiado tarde).
En fin, que no hubo despedida. Pero bueno para remediarlo, ahí va esto:
Te despido de El Eco. xD
P.D.: escribe algún articulillo para el próximo nº del 25 aniversario, o me veré obligado a fusilar algo de tu blog.
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